Capítulo 21. Un día en el Núcleo (I) 4


water-1008978_640 by JanDix in Pixabay, UnDíaEnEl NúcleoLa expedición ha marchado ya, los padres, amigos y contadores no están en el Núcleo y todos saben que sólo de ellos depende volver.

Ahora, una hora después de la despedida, el resto de habitantes del asentamiento se levantan, aunque todos tienen un horario, es más bien orientativo ya que, a pesar de que puedan morir mañana, el tiempo que transcurre de una amenaza a otra desde que viven en el Núcleo es cada vez mayor y eso les permite relajarse un poco.

Mientras el resto desayuna, Marta sigue enfrascada entre libros y cómics prometiéndose a la par, que más tarde abrirá cada uno de los juegos de mesa. Pero entonces su madre pasa por la puerta y se le acerca, le pasa la mano por la espalda y cuando su hija se gira, le sonríe.

Sabía que seguirías en la biblioteca que os ha preparado el Contador… ¿te ha dado las llaves, no?

Marta asiente y comienza a recoger los títulos que más curiosidad le habían levantado y que había esparcido por las mesas de juego.

Me alegro mucho… aunque siento decirte que ya se ha terminado el desayuno y a las dos nos toca cocina… termina de guardarlo todo y vamos a fregar…

Para cuando su madre calla, Marta ya ha recogido todo y las dos salen por la puerta. La progenitora coge la mano de la descendiente y resopla y, aunque la última ya se cree lo suficiente mayor como para que estas muestras de cariño le hagan sentir un poco incómoda, no es menos cierto que a pesar de su tierna edad, ya es muy consciente de que la vida humana dura un suspiro… lo ha visto con sus propios ojos. También conoce ese resoplido…

Algunos de los habitantes del Núcleo no comprenden la relación existente entre su madre, Sara, el Contador y Marta, no han sobrepasado los prejuicios de la sociedad anterior, pero lo harán… eso le ha dicho su madre, Sara, varias veces. No entienden que a veces Marta y el Contador duerman juntos y que su madre esté de acuerdo, pero quién se escandalizaría de que un abuelo comparta cama con su nieta. Una vez en la que Paco, algo achispado como siempre, se lo recriminó en una cena nombrando a un tal Michael Jackson que la adolescente no conocía, Sara le explicó a su hija porqué Paco actuaba así.

…Aún hay personas que viven ancladas en los antiguos esquemas familiares del sistema anterior donde la familia sólo dependía de la sangre y el apellido compartido, pero nosotras no somos así, nosotras sabemos que la familia surge también en la amistad… además, por ahora no olvides que Paco mantiene otra característica que implantó el predominante sistema neoliberal del todo vale anterior… por ahora, por lo acaba de decir, ha demostrado tener una mente perversa…

Con esos pensamientos llegan de la mano a la cocina donde Carlos y Toni, el único joven que comparte edad con Marta, ya están fregando el desayuno. Este último se gira el primero y nada más verlas sonríe con pillería y sorna hasta que Marta le cruza la mirada y Toni la aparta sonrojado. Sara, que se ha percatado, suelta a su hija con delicadeza y saluda, entonces Carlos se vuelve y sonríe con su típica expresión bonachona y responde al saludo.

¡Buenos días a las dos! ¿Habéis dormido bien?

Yo muy bien pero Marta ha dormido poco, se ha levantado muy pronto para despedir a la expedición… ¿vosotros?

Responde Sara mientras las dos se acercan a la pila a ayudar.

También muy bien, al menos yo… este bribón no ha hablado en toda la mañana.

Señala a Toni con la barbilla y este saluda sin girarse.

Buenos diaaaaa…

Y bosteza.

Antes de que madre e hija puedan empezar a fregar, Carlos el cocinero, vuelve a hablar.

Sara, si no os importa, porque no traéis otro balde con agua limpia del pozo para aclarar… ya nos quedamos los chicos limpiando…

Sin problema

Sara coge un balde grande de plástico turquesa y las dos salen al exterior del Núcleo, a la zona segura por amurallada, donde en un claro hay un pozo antiguo tapiado y a su lado, una bomba de agua. La madre baja la palanca de la bomba, Marta sujeta el balde y aprovecha para limpiarse la cara mientras no deja de darle vueltas a que Toni va a aprovechar el primer momento que tenga para volver reírse de ella por ir de la mano de su madre…

¿Por qué será tan idiota?

Piensa y se sonroja…

La expedición a la granja ya está dejando atrás los muros del Núcleo y nadie mentiría si dijera que, parafraseando a Expediente X, la desolación está ahí fuera.


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