Capítulo 20. El Contador de Historias (VII). Tranquilidad 3


Carta de Personaje de la Amazona - tranquilidadLa Amazona da por finalizado el desayuno.

En diez minutos os espero en la entrada. Clara, ¿me acompañas?

Y cada uno busca su rincón para el “hasta luego” o, como Paco, para aliviarse. Mientras el Contador y Marta departen a la vez que friegan, Malik y Omar salen de la cocina hacia la entrada del Núcleo, donde, al lado de las mochilas que se van a llevar a la expedición, hay un grupo de desvencijados sillones como si de una antigua sala de espera se tratase. Los dos siguen cansados de la larga noche anterior, mucho más unidos sí, pero cansados. Los reencuentros, incluso los más gratos como este, exigen tanto que pueden dejarte exhausto.

En eso piensa Malik cuando se sienta y coge a Omar para que se acomode en su regazo, y con la tranquilidad que le transmite su hijo, seguro y protegido entre sus brazos, cierra los ojos. Ya le despertarán cuando haya que salir. Omar le imita y aunque sus nervios son superiores a los de su padre ante la marcha, el ritmo hipnótico del latido de Malik en su oído le incita al sueño unos segundos después de escuchar el primer ronquido paterno.

La Amazona da por finalizado el desayuno.

En diez minutos os espero en la entrada. Clara, ¿me acompañas?

Y cada uno busca su rincón. Mientras el Contador y Marta departen a la vez que friegan, Malik y Omar salen de la cocina hacia la entrada del Núcleo y Clara y la Amazona se quedan en el pasillo cercano desde donde ven las mochilas de la expedición. Allí comienzan a hablar.

A ver Clara, repasemos… ¿lo hemos preparado todo bien? ¿No nos dejamos nada? ¿Agua? ¿Armas? ¿Comida?…

Tranquila, está todo lo que le pediste a Danilo

Perdona, pero es que una se acostumbra rápido a la tranquilidad que hemos creado por aquí… y ahora volver a salir…

Clara, para animarla, le responde con un tono marcial y dureza, herencia de su pasado militar.

La Amazona a la que quiero y a la que seguiría… pero que digo… a la que sigo en el fin del mundo es una mujer resolutiva e inteligente y no una perezosa…

Y relajando el gesto, a sabiendas de lo brusca que puede llegar a ser, continúa.

No van a ser más de dos días, una noche… yo tendré el Núcleo perfecto para cuando volváis y… además… si tenéis éxito, estaremos dando un paso de gigante para la autosuficiencia y para esa tranquilidad de la que hablas…

Amazona sonríe y abraza a Clara, se conocen desde hace tanto, es con una de las pocas personas frente a los que se permite ser una más, una persona asustada más. Qué tanta gente te considere su líder por hacer simplemente lo que creías que había que hacer, es una presión que la Amazona no pidió pero para la que Clara la sabe idónea. Lo ha sido siempre de una forma tan natural que aún le siguen sorprendiendo estos espontáneos instantes de lo que algunos llamarían flaqueza, pero que ella conoce como humanidad. El abrazo acaba mientras la Amazona vuelve a hablar.

Muchas gracias Clara… A ver, debería ir a la entrada…

Echa un vistazo y pregunta.

¿Dónde están los demás?

Y Clara, que siempre está alerta, contesta.

El Contador se ha llevado a Marta a esa sala que les ha preparado a los críos… así que seguro que llega tarde… Paco ha dicho que iba al baño… también tardará…

Las dos sonríen y mientras caminan hacia la entrada el sonido de los ronquidos de Malik se hace más poderoso y cuando llegan, Clara susurra.

Una cosa más te quería decir… todos queremos a Omar y aunque Malik sea su padre, por favor, por tu seguridad, la del Contador y la de Paco… y por si acaso, estate atenta… le hemos dejado entrar casi sin precauciones por su relación, ha recorrido un largo camino y yo aún sigo impresionada… pero no le conocemos, vigílale…

Tranquila Clara… mira… ¿Malik será de fiar? No lo sé, el mañana está todavía por escribir, pero lo que está pasando ahora, esa escena… lo que ves ahí…

La Amazona señala a Omar y Malik, durmiendo placenteramente, padre e hijo reencontrados, juntos de nuevo. La tranquilidad en el fin del mundo.

Esas son nuestras victorias…

Un corto silencio se hace fuerte entre las dos aunque los ronquidos siguen todavía ahí.

Aun así no puedo negar tus razones y a estas alturas no podemos pecar de inocentes… estaré ojo avizor…

Han pasado más de diez minutos y toda la expedición preparada espera al Contador que llega con su trote característico, y pidiendo perdón, coge su mochila y abre la puerta, de lo que ya no es la entrada, si no la salida.

Dama, caballeros, pasen por favor… ya nos hemos dicho hasta luego, así que despediros de las despedidas… no hay más…

Por alguna razón el Contador de Historias siempre está alegre cuando sale exterior.

Hoy nos vamos de excursión y a pesar de lo dicho ahora mismo…

Adiós, Núcleo, Adiós.


Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

3 ideas sobre “Capítulo 20. El Contador de Historias (VII). Tranquilidad