La vuelta y la revuelta no son lo mismo, pero ahora, en mi interior comparten espacio y significado. Hay épocas de sequía literaria que no creativa y que nada tienen que ver con el miedo a la página en blanco, aquel miedo ante el que se mofaba Oteiza pues la página en blanco es la promesa de infinitas oportunidades. Esta es la vuelta, el regreso a la escritura tras un par de meses en los que me he prohibido escribir de forma inconsciente, prohibiendo de la misma forma la imprescindible conversación interior que tanto fomenta la escritura y que en mi caso, es prácticamente una sesión con el psicólogo. Yo necesito a la escritura pero la literatura no me necesita a mí, de hecho tengo entendido que la industria literaria, al igual que la audiovisual, está en el momento con mayor producción de su historia y no hay mejor representación que este dato, para nada cotejado y que suelto aquí sin más, para justificar la falta de interés literario sobre mi obra… como me cuesta denominar así a mis “instantes”…
Aun así me revuelvo ante esta realidad y sigo escribiendo, aunque para ser objetivo, mi verdadera revolución es la de encontrar tiempo para la redacción de mis pensamientos e ideas y no sentirme culpable por ello. Las dos revueltas se entrelazan en mi ser complementándose, ya que si yo no fuera irrelevante para la literatura, el robarle tiempo a mis obligaciones para desarrollar mi creatividad y calmar mi alma con la escritura no produciría esta sensación, este sentirme como el infractor de una ley no escrita que me he impuesto ante ciertas dificultades laborales, que por cómo funciona el sistema se pueden traducir en personales, por eso de que el trabajo dignifica y lo que supone para la “realización personal”, definición que nunca ha cuadrado con mis principios ni intereses.
Vuelvo a escribir y produzco una revuelta interna, ¿qué pierdo dos horas en sacar mis miedos de dentro? Pues no es una perdida, es una obligación para conmigo, un alivio para mi ser, un regalo de salud mental y un mar en calma que ahoga mis demonios. No puedo olvidarme de lo imperante pero tampoco debo olvidar que sin calma en el alma, sin la reflexión que me brinda la creación literaria, es imposible que pueda tomar decisiones de forma segura y consciente, el tiempo que usas para pensar nunca puede ser tiempo perdido.

Por eso la vuelta a la escritura, para generar de nuevo en mi interior una revuelta que calme mis ansias, por contradictorio que pueda sonar.
Acabo de leer tu nuevo relato, ya los echaba de menos, y me encanta. Tiene mucha enjundia y está escrito de forma que emociona y hace que podamos ponernos en tu lugar, acompañado como siempre con un toque de ironía fina y ternura.
Acabo de leer tu nuevo relato, por fin, y me encanta.
Tiene mucha enjundia y está escrito de una forma que emociona y hace posible que podamos ponernos en tu lugar. Está acompañado como siempre, con un toque de ironía fina y ternura.
Gracias y adelante!