Como con la boca abierta, incluso la sopa la mastico de esta forma, porque no me importa lo que piensen de mí, soy así.
Escupo en el suelo y me sueno los mocos como los futbolistas, sea quien sea quien pase a mi lado y como soy así, lo hacía también en la época de mascarillas por la calle.
Me pongo la música y los vídeos que me mandan al móvil con el volumen alto, así se disfrutan y se escuchan mejor y que nadie se queje, que yo soy así.
Ni espero en las colas, ni cedo mi asiento que yo también necesito descansar después de un día duro y además, si nadie lo hace, ¿por qué yo sí?
Si alguien me habla le escucho si me interesa y si me interesa, lo más probable es que yo tenga algo más interesante que contar, así que me impongo un pelín a mi interlocutor para contarle lo que sé. ¿Qué quieres? Soy así.
Cuando voy por la calle yo tiro hacia delante, sin importar quien tenga enfrente, da igual que sean ancianos, grupos de viejas charlando o carritos de niños, sigo y sigo sin moverme un ápice y si me golpean, porque son ellos los que ME golpean, me quejo y les recrimino y si se da el caso, los denuncio, ¿por qué se van a merecer un trato especial si somos todos humanos? Yo soy así, humano también.
Si estoy comiendo pipas por la acera tiro las cáscaras al suelo, en mi casa no; si son patatas fritas el paquete se va a la acera pero en casa a la basura y tras los cinco minutos de sabor de los chicles, por supuesto que los escupo haya donde este. Soy así.

No respondo a cualquiera que me salude por la calle, soy exigente con la gente que acepto a mi alrededor y también con los que consideran conocerme, no todos se merecen ese privilegio y a pocos se los ofrezco; cada uno elige sus compañías y yo no soy diferente aunque sí más exigente.
Siempre, siempre pero siempre, digo la verdad, mi verdad suele ser siempre coincidente con la Verdad y eso es así porque yo soy sincero ante todo y ante todos y sin importar las consecuencias, porque lo más importante en esta vida es ser completamente franco con tus opiniones; si duelen, duelen, si molestan, molestan y si joden, joden y si es así pues por algo será. Quien se pica, ajos come. Esto sí que es irrenunciable en mi personalidad, quizás con el resto de rasgos puedo hacer excepciones pero con la sinceridad no hay prerrogativa que sirva, ha de ser completa y cruda, sin medias tintas porque si no, ¿de qué serviría? Ya os lo digo yo, de nada. Lo bien que iría el mundo si todos hicieran como yo.
No hace falta decirlo pero si encuentro cualquier cartera, billete o móvil perdido por la calle me lo apropio, ya que no era yo quien tenía que custodiarlo. Si hubiesen querido mantenerlos a salvo que hubiesen tenido más cuidado, yo no soy quién para cuidar de los demás y más, si son desconocidos. Queda claro por lo ya dicho que tampoco ayudo si alguien se cae (salvo que sea encima de mí), si le pesan mucho las bolsas de la compra a los vecinos, si encuentro a un niño perdido, si alguien no tiene dinero o cambios para el autobús (casi no lo uso pues soy un éxito andante) o si a alguien le ha dejado tirado el coche.
Prácticamente todos con los que me relaciono tienen algún tipo de vínculo laboral o económico conmigo, algo que otros consideran triste y penoso (me lo han dicho personas sin tacto) y que yo sólo puedo apreciarlo como un punto a mi favor porque la empatía es sólo debilidad, además siempre he sido así.
Ayn Rand ya lo dijo y yo sigo su doctrina.
Amén