
Día 1
Acabamos de llegar y como siempre, tengo la necesidad de escribir lo que ocurre a mí alrededor. Desde mi más tierna juventud he tenido un diario y este tiempo en el que hemos sobrevivido en continuo movimiento y en donde los recursos han sido tan escasos, he pasado un suplicio sin poder escribir. Cuando todo este sufrimiento comenzó, escapé con uno pero también cogí sólo un bolígrafo. Para seguir con vida, hace ya muchas lunas clavé el bolígrafo en el ojo de un hombre que me quería robar, y para no morir de frío tuve que quemar el diario poco a poco, día a día, durante el final del invierno. Así que cuando hemos llegado a la granja y he visto este tomo en blanco y ese cajón repleto de bolígrafos y lápices, no me ha quedado más remedio que votar a favor de quedarnos. Además Mariano ha dicho que aquí la tierra es un vergel, que hay agua dulce en abundancia y que con todas las herramientas para la agricultura que hay, no deben existir muchos otros sitios sin químicos agresivos… tan propensos al sedentarismo. Cómo casi siempre, estoy de acuerdo con Mariano. Es tan listo y sensato y nos ha mantenido vivos hasta ahora… es hora de dormir. Nos quedamos aquí.
El Contador se sorprende de que nunca se le hubiese ocurrido ese apelativo, químicos, para los monstruos que asolan su mundo… y sigue:
Día 2
Nos hemos organizado rápido y yo voy a aprender los conocimientos de Mariano sobre agricultura. Hoy hemos buscado las herramientas (azadas, rastrillos, etc.) y las hemos empezado a limpiar. Tenemos recursos de sobra. A dormir.
Día 3
Todo el día limpiando y afilando herramientas, si no fuese porque estoy con Mariano, que aburrido sería. Otro día más trabajado, otra noche más para soñar. Al menos, ahora que la casa está limpia, empieza a parecer un hogar.
Día 4
Mariano y yo hemos seguido preparando las herramientas, está muy callado. No me había dado cuenta hasta ahora, pero es que nuestra vida ha cambiado mucho, esto de dejar de andar nos ha trastocado las rutinas y nos está enfrentando. Yo creo que son los nervios que tenemos todos, esto tiene que salir bien. Si algo se enturbia demasiado lo solucionaremos como lo hemos hecho hasta ahora, como una familia.
Día 5
Mucho trabajo y muchas reuniones para terminar de organizarnos. Todo normal, a dormir.
Día 6
Mucho trabajo y muchas reuniones para terminar de organizarnos. Todo normal, a dormir.
El Contador de Historias les dice al resto de la expedición algo así como que han arrancado varias hojas y continúa leyendo:
Día 15
Jasón, en una de sus expediciones, la ha visto. Resulta que estamos relativamente cerca de esa ciudad ¿o es un pueblo? Donde ocurrieron las barbaridades. Todo el mundo conoce esa ciudad o pueblo y la verdad es que estamos acojonados, al menos yo. Todos los que hemos sobrevivido hasta ahora, no sólo nosotros, también el resto de grupos de supervivientes que nos hemos encontrado en nuestro periplo conocían la historia de esa ciudad. Mariano nos ha pedido calma, que nadie sabe a ciencia cierta cuál es el pueblo de las habladurías y que aunque este fuese, estamos bastante lejos como para preocuparnos. Hoy creo que no podré dormir.
Día 16
Hoy hemos empezado, al punto de la mañana y tras poner la granja en orden, a quitar las malas hierbas y la naturaleza nos ha dado una alegría, los campos estaban plantados y varios, una vez limpiados, han mostrado una salud envidiable. Las buenas nuevas nos ha cambiado el ánimo, las pequeñas rencillas han parado y a pesar del miedo a la ciudad (¿o será un pueblo cómo dice Mariano?) espero que el cansancio haga que duerma como un tronco.
Día 17
Ha llegado un hombre extraño a la granja que Jasón ha encontrado arrastrándose por el camino y le hemos dado de comer y de beber. Sólo ha tenido fuerzas para decirnos “Soy Juan… La ciudad…” y se ha desmayado exhausto. Aún no ha despertado. Otra vez vuelven los temores por la cercanía del municipio, no sé si dormiré. Al menos ya sé que no es un pueblo.
Día 18
Para alegrar el día he preparado la cena con algunas hortalizas que habían aguantado el paso del tiempo, pero con Juan desmayado aún y recostado en una de las camas del dormitorio, no es fácil. Hay momentos en que hace ruidos muy tétricos. Mariano sigue tratando de subir la moral del grupo con mucho trabajo y es cierto que el cansancio calma. Aun así las habladurías sobre la ciudad se están extendiendo, apenas puedo dormir por miedo a que sean ciertas.
Día 19
Estoy muy asustado, aunque no se lo he dicho a nadie. Hoy he cuidado a Juan. Desde el principio me había parecido que su cara tenía detalles extraños y cuando hemos estado a solas, los he mirado con detenimiento y…
Alguien le había abierto heridas (pequeños cortes y perforaciones) en cada orificio facial. En las comisuras de los labios, en los párpados, oídos, nariz… sólo con recordarlo tengo ganas de vomitar. Cuando Juan llegó dijo algo de la ciudad… ¿Es hora de preocuparse seriamente? Hoy no duermo.
Día 20
He hablado con Mariano sobre Juan y la ciudad, me ha pedido tiempo antes de contárselo a los demás. Con todo lo que trabajamos en los campos no tengo fuerzas para decirle que no. Ayer finalmente dormí, así que creo que hoy también lo haré.
Más páginas perdidas, dice el Contador:
Día 32
Desde que hace unos días conté que creía que Juan había sido maltratado y torturado en la ciudad y que nos trataba de avisar del peligro de la misma cuando habló, anda todo revuelto en la granja. Pero no podía callármelo más tiempo, por mucho que Mariano insistiese. Es cierto que ya no nos sentimos seguros y trabajamos peor los campos pero… ¿no es mejor estar alerta? Ahora el cuerpo casi inerte de Juan ya no me inquieta lo más mínimo. Cada día duermo mejor.
Día 33
Juan ha muerto, o al menos, hoy no hemos dado cuenta. Ha sido durante el turno de Mariano que está muy taciturno y poco colaborativo. Eso nos está desestabilizando, es nuestro líder ¿o lo era? Es como si asentarnos en la granja le hubiera transformado.
Día 34
Después de discutirlo mucho, por mayoría hemos decidido utilizar a Juan como abono, tenemos un par de huertos con tierra bastante pobre y es posible que ayude. El problema está en que lo campos están muy separados. ¿Quién querrá ponerse a desmembrar? Lo escribo y me parece que tendría que avergonzarme, o asquearme, pero no es así. Sin Juan y su hedor en la habitación, hoy dormiremos mejor.
[…]
Día 40
Tantas discusiones han merecido la pena, aunque hayamos abandonado un poco nuestro trabajo. Al fin vamos a mandar una expedición a la ciudad, esa ciudad (¿o era un pueblo? No, es una ciudad) que Juan decía que estaba llena de químicos y asesinos (¿eso nos dijo? Si, seguro que sí). Mariano está de acuerdo, pero ha insistido en ir sólo, por nuestra seguridad… ya no sé qué pensar de él. Actúa de forma errática, pero por todas las veces que nos salvó, le hemos dado este voto de confianza. Por la noche le vigilaré…
Día 41
Mariano se ha ido a la ciudad, se ha llevado demasiadas provisiones. El pueblo está lejos… ¿es una ciudad?… bueno lo cierto es que está lejos pero no tanto ¿O sí? Nunca he estado, mañana le preguntaré a Jasón.
Día 42
Mariano no ha vuelto, aunque es normal. Según Jasón como muy tarde debería regresar mañana a no ser que le haya pasado algo. Hoy no dormiremos, hemos de estar vigilantes.
Día 43
Mariano no regresa. El miedo cunde. Me aburre tanta tensión. Hoy no dormiremos, hemos de estar vigilantes.
Día 44
Mariano no regresa. El miedo cunde. Me aburre tanta tensión. Hoy no dormiremos, hemos de estar vigilantes.
Día 45
Mariano no regresa. El miedo cunde. Me aburre tanta tensión. Hoy no dormiremos, hemos de estar vigilantes.
[…]
Día 53
Esos asesinos de la ciudad nos han dicho que sigue vivo y bien aunque lo tiene encerrado en una celda. Para su rescate nos han exigido 2/3 de nuestros cultivos y además han traído la cabeza de Jasón. Le dije que no fuera buscar a Mariano, que yo le vi con los saqueadores de la ciudad tan ricamente… la han colgado encima de la puerta de la nave agrícola… no me molesta, incluso me gusta… no, no estoy loco… a dormir.
Día 54
He decidido que no voy a trabajar más en los campos, me aburre tanta tensión. El resto están tan asustados que van a seguir cultivando… ¡¿para regalárselos a unos sádicos asesinos?! Yo no. A dormir.
Día 55
Ya no trabajo más, me paso el día mirando la cabeza seca de Jasón ahí colgada.
Ya no duermo más, me paso la noche mirando la cabeza seca de Jasón ahí colgada.
Día 56
Ya no trabajo más, me paso el día mirando la cabeza seca de Jasón ahí colgada.
Ya no duermo más, me paso la noche mirando la cabeza seca de Jasón ahí colgada.
Día 57
Ya no trabajo más, me paso el día mirando la cabeza seca de Jasón ahí colgada.
Ya no duermo más, me paso la noche mirando la cabeza seca de Jasón ahí colgada.
[…]
Día 66
Les he contado a todo que le he visto en la ciudad, riendo entre asesinos mientras disparaban a químicos por diversión. Nadie me cree. Además han aprovechado para atacarme por no colaborar y han insistido en saber para qué había ido yo a la ciudad… les he dejado con la palabra en la boca y ahora voy a drogarme hasta que no pueda más, son todos gilipollas… al menos se van a llevar una sorpresa cuando sepan como he pagado esta mierda… ja, ja, ja…
Espero que hoy sea mi último sueño.
Bueno…, dice el Contador, ya no hay más… la lectura ha resultado más enriquecedora de lo que parecía…
Así es, continúa Amazona, no es un sitio tan seguro como creíamos, turnos de vigilancia de dos en dos y mañana temprano recogeremos todo lo que necesitamos para comenzar nuestros cultivos y nos vamos pitando de aquí… la ciudad sigue activa…
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