
Dice la Amazona casi susurrando a sus dos compañeros de avanzadilla, que le responden afirmativamente con sus manos. Luego por el walkie-talkie contacta con el Contador de manera escueta y automática entre ellos.
¿Ok?
Pregunta ella.
Ok.
Responde él.
Avanzamos.
Ordena a Malik y Paco que ya habían rodeado los silos. Los aseguran rápido ya que el único punto ciego que han de comprobar es una esquina tras dos vallas ruinosas y continúan al siguiente punto del plan, la nave que tenía la puerta abierta. Como le había parecido desde la colina, la han utilizado como garaje y cuando el grupo se dispone a entrar para un registro rápido, la Amazona retoma al automatismo.
¿Ok ahí fuera?
Y el Contador vuelve al suyo.
Ok
Se introducen en la nave los tres juntos pero con una distancia prudente entre ellos, la justa como para que el machete, que consigo lleva siempre la Amazona, y los dos palos, semejantes a bates de cricket, de Paco y Malik, no golpeen a ningún compañero en algún ataque sorpresa que pudieran sufrir. Y comienzan a investigar entre los restos mecánicos de tractores y cosechadoras que allí se agolpan y por supuesto encuentran muchos mecanismos, herramientas e incluso productos sintéticos como 3 en 1, pero justo en ese momento la voz metalizada del Contador surge del cinturón de la Amazona donde cuelga el walkie.
Movimientos en la casa… creo que he visto algo moviéndose dentro, a través de la ventana.
Ahora vamos, esto está limpio.
Tened cuidado.
Termina de hablar el Contador mientras en la avanzadilla todos cambian a modo de combate levantando sus armas y dirigiendo sus pasos a lo único que en la zona se podía llamar hogar.
…
Los tres juntos, vigilantes, llegan hasta la única de las cuatro paredes que no tiene ventanas, mientras sus ojos aumentados no paran de escudriñar los alrededores desde la colina.
Vale, vosotros quedaros un momento aquí, voy a echar un vistazo desde fuera.
Antes de que ninguno pueda ofrecer una idea diferente, la Amazona ya está ejecutando la suya. Se agacha bajo la ventana más cercana y de cuclillas, observa. La escena que encuentra hubiera sido repulsiva hace unos años, ahora no es más que un mal día, pero nada más que eso, un día más. Eso sí, hoy la Amazona no tendrá la tranquilidad del Núcleo, si no cuerpos desmembrados, tripas al aire y el reencuentro con esa puta droga que destruyó el sistema que la había creado y sobre-utilizado. Alguien apenas humano tiembla en mitad de la estancia que parece una cocina con comedor (concepto abierto le llamaban antes), erguido sobre sus pies, sólo se convulsiona desnudo y de espaldas a la ventana con su grisácea piel cubierta de sangre. Ya tiene la información que quería y vuelve con el resto de la avanzadilla para comunicárselo.
Como mínimo hay uno, drogado, no sé qué variante es pero parece que está sufriendo algún tipo de sobredosis, así que entramos con nuestras amigas.
Y la Amazona echa una mirada rápida a las armas.
Las balas sólo si son imprescindibles.
Y la mirada se dirige a Paco.
Entran en la casa por la puerta principal pero sin hacer ruido, por fortuna, no estaba bloqueada. La figura espasmódica pierde literalmente la cabeza bajo el mandoble del machete de la Amazona. El hedor a sangre seca impregna cada rincón del lugar y sobreponiéndose a las náuseas, que a pesar de la costumbre siempre surgen, empiezan a investigar lo que antaño fue un hogar. Abren puertas y ventanas y llaman al Contador una vez aseguran todas las estancias.
¿Ok?
Ok, vente.
Tras un recuento rápido han encontrado tres cadáveres aparte del que ellos mismos han creado. Comienzan la recolección de recursos que puedan aprovechar, Malik encuentra un libro, lo ojea, parece ser un diario personal al que tan sólo le quedan unas pocas hojas, las demás han sido arrancadas, la historia de alguien en sus manos y se acuerda del Contador.
Mirad, un diario, se lo guardo al Contador de Historias, seguro que le gusta…
Paco y la Amazona sonríen, se aprecia aunque tengan la boca tapada por un pañuelo porque los ojos nunca (yo nunca uso nunca) mienten, y cuando bajan la mirada en busca de más útiles, los de Malik recuerdan algo más y vuelve a hablar.
Salgo un momento fuera, a que me dé el aire y así controlo que el Contador llegué bien.
Por su parte, el Contador, ya ha bajado de la colina y dirige sus pasos a la casa siguiendo el mismo recorrido que han utilizado los demás, desde su posición, detrás de los silos, puede ver la parte trasera del edificio residencial y observa como alguien sale. Cómo ese no es un movimiento habitual en la forma de actuar de las expediciones del Núcleo, el Contador se preocupa, saca los prismáticos y escudriña. Todo lo que ve es a Malik y eso le calma, pero antes de que guarde los binoculares se percata de que el padre de Omar está escribiendo algo en la pared y después, vuelve a entrar. Una vez a pasado esto, el narrador de las historias se acerca hasta el dibujo y le sorprende encontrarse con un símbolo abstracto que no sabe que significa y entra por la puerta de atrás hablando para que sepan que es él y no le ataquen.
Ya estoy aquí, ya estoy aquí… oye, ¿habéis visto ese dibujo que hay en el muro de fuera?
Y atento a la reacción de Malik observa como todos niegan con la cabeza, sin dudarlo, el Contador siente como la confianza que tenía en él, se empieza a desvanecer. Aun así, tras hacer la pregunta, el antiguo corredor profesional africano se le acerca ilusionado con un libro destartalado en la mano y le dice.
Mira lo que he encontrado, es un diario… otra historia de esas que te gustan…
El Contador recela de Malik después de lo que ha visto, pero lo más inteligente es controlarle sin hacerlo público, en estos días las personas buscan cualquier cosa que les de tranquilidad y aún no sabe que significa ese símbolo, piensa, aunque todavía no responde.
Hey… ¿estás con nosotros? Te he encontrado una nueva historia… ¿Qué te ocurre?… no me imaginaba que te afectasen estas escenas…
La Amazona y Paco siguen investigando el lugar, ya conocen los momentos de concentración muda del Contador, que esta vez sí, responde.
Perdona Malik… estaba pensando… a ver el libro… son pocas páginas, por la noche podremos leerlo… porque por el tiempo que nos queda de luz, lo mejor será que hoy nos quedemos aquí y ya volveremos mañana al Núcleo con los recursos… ¿Ok?
Y todos aceptan tácitamente con una sonrisa a pesar de la masacre que les rodea.
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