Primero llega Josefa, después pasó todo lo demás. Primero la protegida del doctor Méndez toma posesión de sus aposentos como ya habían hecho el resto de sujetos días atrás, después Bernardo Loup perderá su nombre por Sujeto B; apelativo que aunque de la casualidad de ser la letra inicial de su nombre, nada tiene que ver con eso, es el siguiente para la Sala de Borrado.

Primero, la señora Pérez, también pide un par de cosas extras para su cuarto, todo para el aseo, el personal y el físico; pide un neceser completo con productos de limpieza y belleza de marcas que no cataba desde la muerte de su marido, pues ya no las podía comprar. Después Bernardo Loup, todavía él, despierta sobresaltado en su cama, el despertador que suena no lo ha programado él y el sonido que desprende es el más molesto en años, aunque no supera en su estridencia, a la voz del juez dictando sentencia.
El doctor Méndez querría ser el primero en darle la bienvenida a Josefa, pero la falta del doctor Garriga no le permite abandonar su puesto en la sala de monitorización y la observa con cierta angustia a través de la pantalla. Alguien llama a la puerta de Bernardo, la que hasta ahora sólo se había abierto una vez, el día en que llegó a la jaula de oro; después de abrirla, el cuñado del doctor Méndez le saluda con una sonrisa que se tuerce un poco al percatarse de que el Sujeto B sigue en ropa interior.
Por favor Sujeto B, ha llegado el día de tomar parte en el experimento, el día de dar un paso al frente por la ciencia…
Ni él mismo se cree su tono grandilocuente, con una sonrisa que todos saben carcajada el Sujeto B le responde.
¡Qué épico!
Nadie le sigue la broma a pesar de que los dos de seguridad que acompañan al doctor hacen ruidos con la boca como legionarios romanos escuchando Pijus Magnificus. Bernardo no se percata de su nuevo nombre pues la perorata del presidente no le deja, en todo el recorrido hasta la Sala de Borrado, ni tan siquiera pensar en lo que le rodea. Llegan a la puerta de la sala donde Ricardo se despide y Bernardo, mientras es aferrado a la Máquina por los ingenieros, sólo logra arrepentirse de no haberle cortado el monólogo con alguna de las gracias que se le han ido ocurriendo.
Con las tonterías que ha dicho… se me han acumulado las coñas… a lo mejor me pueden ayudar…
Y se decide a hablar al fin.
¿Podéis dejarme papel y boli y darme un par de minutos?

Pero nadie le escucha, el Sujeto B es otro aparato de la Maquina, otro componente más, Bernardo Loup no existe ahora. Además la doctora Braxton Hicks, a la par que él termina su frase comienza la suya, lo que supone el inicio del proceso de borrado y que ignoren por completo su petición.
De acuerdo, ¿todos preparados? ¿Instrumental comprobado? Qué no pase lo de la última vez, todos en esos sitios, cuando lleguen los OK’s de las secciones, empezamos.
Y cuando todo empieza, la tranquilidad y comodidad del Sujeto B desaparecen. Él, que incluso en la cárcel la pasó bien, se asusta ante los ruidos y luces que surgen de todos los rincones de la habitación y segundos después, directamente se acojona cuando unos pequeños mecanismos le agarran los párpados cual Naranja Mecánica y los fatales tubitos que acabaron con el Sujeto A se le acercan a los ojos. Aunque esta vez, ras los arreglos, funcionan correctamente.
El proceso de Borrado dura más de lo estimado, aún han de perfeccionarlo, y durante el mismo, el Sujeto B le cae sangre de la nariz, pero tan cerca de la finalización que Braxton Hicks decide arriesgar la vida de Bernardo Loup; no sé si hubiese hecho lo mismo con su hija. Aun así terminan el proceso, los signos vitales parecen estar bien y el estado de la Maquina es correcto. La doctora, satisfecha, vuelve a dirigirse a sus hormiguitas licenciadas.
¡Felicidades a todos! Parece que todo ha salido a la perfección… bueno, más o menos… suelten al sujeto y limpien la silla…
El hecho curioso y que por inesperado Braxton Hicks resaltará en su informe, es que el Sujeto B, en vez de limpiarse la cara de sangre y recuperarse de la dura sesión, busca y encuentra un trapo de limpieza y desinfectante y sin dudarlo un instante, comienza a frotar las manchas sanguinolentas que él mismo ha dejado. Braxton Hicks se percata y le interpela desde las alturas.
Sujeto B ¿Cuál es su nombre?
Bernardo Loup
¿Cuántos años tiene?
42
¿Sabe dónde está?
En un experimento para el que me presenté voluntario
Sujeto B, limpie aquel monitor que tiene a su derecha.
Bernardo lo hace.
Sujeto B, desconecte ahora el monitor, cójalo y golpee a quién tenga más cerca.
Bernardo sigue los pasos dichos y con el monitor en lo alto, a punto de atacar a un ingeniero, Braxton Hicks grita.
¡Sujeto B, párese y devuelva el monitor a su sitio!
Bernardo obedece.
Avisen a los doctores y que lleven al Sujeto B a su habitación, vigilancia constante y cuarentena hasta nuevo aviso.
La doctora suelta el botón de la megafonía y tras recapacitar en silencio su sorpresa, suspira y deja escapar un…
Interesante.
