Colapso o Los Grandes Almacenes


Y me colapsé.

colapso earth-1773943_640Disculpen por ser tan brusco. Ante todo deben saber que conozco mi situación en estos momentos. Estoy tendido en mitad de los grandes almacenes, rodeado de desconocidos en la tercera planta.

Antes de que se me cerraran los ojos como siguiendo una orden que mi cerebro no podía controlar, estaba mirando y revolviendo la zona de lencería de mujer. Buscaba un regalo, aunque no logro imaginar que pudo llegar a pensar cualquiera de los seres sin rostro que recorrían los pasillos sobresaturados de publicidad del centro comercial, al ver como caía al suelo con una expresión de infinito placer en mi rostro mientras sujetaba entre mis manos un conjunto con liguero y medias de seda negra, que no solté ni cuando mi cabeza rebotó con estrépito contra las baldosas.

Ahora que no sé donde estoy y que parece que tenga tiempo para cualquier cosa, me voy ha dedicar a recordar el porqué de mi colapso. Creo que voy a empezar desde la caída, del presente al pasado porque si ya conozco las consecuencias, me será más sencillo descubrir cuales fueron sus causas.

Como ya he dicho me desvanecí en una situación un poco vergonzosa. No es que me importe lo que la gente pueda pensar sobre mí pero es cierto que podría haber elegido un mejor lugar, y sobre todo, algo diferente entre mis dedos. Me parece que los ligueros le quitaron solemnidad al momento. En el preciso instante de la caída, cuando notaba como mi cuerpo había perdido la energía, como se habían fundido mis plomos, escuché la última voz humana,

¡Mira, se ha imaginado a su mujer así vestida y le ha dado un colapso, ja, ja, ja…!

Esto fue lo último que dejaron pasar mis oídos a mi consciencia antes de perderme en mi inconsciencia. Como escribí al principio, me colapsé. A partir de aquí voy a intentar conocer la razón, que aún no he descubierto, del porqué.

Estaba distraído buscando un regalo, un regalo especial, no sé si me entienden…un poco de seda que me diera más placer a mi viéndolo que a ella portándolo. No recuerdo que estuviese pensando en nada especial, ni en mis problemas de trabajo, ni en mi relación con mi hija, ni en mis desavenencias con mi familia a causa de la herencia, ni en… mejor no sigo más.

En este lugar inhóspito puedo buscar dentro de mí, hasta en los lugares más oscuros, y por supuesto logro acordarme de mis más nimios pensamientos, así que con un poco de esfuerzo sabré en que tenía la cabeza mientras sujetaba la seda negra con mis dedos…

colapso water-nature-bridge-river-transport-flood-600583-pxhere.com…esperen un momento…

…lo noto acercarse…

…sí, ya lo recuerdo…

Me estaba imaginando a Sofía con el conjunto que le iba a comprar, le quedaría tan bien. Sofía tiene veintitantos, nunca me ha dicho su edad exacta, ni yo le he insistido mucho; su cuerpo es alto y esbelto, debe medir cerca de metro setenta y cinco, y todo él tiene las proporciones perfectas. Posee unos pies estilizados, delgados y largos, con las uñas siempre pintadas de rojo. Sus piernas son eternas, parecen moldeadas por el mismísimo dios y, sin duda alguna, son algo de lo que Sofía se enorgullece, demostrándolo cada día que la veo al vestir con esas minifaldas que tanto me gustan. Si continúo admirando su cuerpo, me encuentro entre sus brazos, saboreando y masajeando sus voluminosos pechos, que aunque sean grandes, no desentonan con el resto del cuerpo. Son como tienen que ser en una mujer como Sofía.

Todo, incluso su juguetón ombligo que tanto conoce mi lengua, está cubierto por una fina piel. Suave como la seda que pensaba comprarle y de una claridad tal, que casi parece que le rebotan los rayos del sol. Es una mujer atractiva y también muy guapa. Su cara mantiene las proporciones, y aunque no sea especialmente bella, el conjunto que la forman la hacen increíblemente atractiva y…¡¡Joder, está muy buena!!

Yo tengo 41 años y ella, creo que ya se lo he dicho, veintitantos. Nos llevamos tantos años como para que las sospechas de los más perspicaces sean ciertas. Es mi amante.

Después de que os haya presentado a Sofía, voy a continuar buscando porqués…

…donde estaba…

Ah, sí, imaginándomela con el conjunto puesto. En eso estaba, con la pasión nublándome la vista, tanto que no me dejaba apreciar ni que la talla era extremadamente grande para ella. Cuando, paulatinamente, a su cuerpo se le fueron agregando kilos, la grasa se iba apoderando de él, moviéndose debajo de su piel y aposentándose en lugares que yo conocía muy bien. En cuestión de décimas de segundo Sofía se había transformado en mi mujer.

Se llama María y tiene exactamente 44 años, 11 meses y 30 días, mañana es su cumpleaños. Si bien es cierto que es mayor que yo, si nos vierais juntos jamás pensarías que ella es la más vieja. De antemano os digo que yo la amo y la amaré hasta que me muera, incluso creo que la amaría en la otra vida si es que existiese. La primera vez que la vi, hace ya más de quince años, sí que me fijé en ella porque me entró por los ojos, con el paso del tiempo fue dejándome constancia de que había algo mucho mejor detrás de esa agradable y dulce fachada, había un ser divertido, inteligente y pasional. Podíamos estar horas y horas hablando, riéndonos de todo, de todos, incluso de nosotros mismos…de hecho…ahora que puedo utilizar la memoria en su máxima expresión…sé que pasábamos mucho tiempo riéndonos de cada uno de nosotros, nos divertía irnos descubriendo poco a poco, sin secretos, nos mostrábamos el uno al otro sin máscaras y nos reíamos de ello. Cada uno le quitaba importancia con ironía a los fallos del otro y así continuamos felices hasta hace seis meses.

Quiero a María por ser como es, por quererme como soy, porque puedo comentarlo todo con ella y sé que ella será sincera, me dará su opinión aunque luego yo tomaré la decisión, siempre que no le afecte de manera directa…

…espera…

…creo que…

Sí, acabo de comprender que dependo de ella, mi felicidad depende de su felicidad.

Ahora es cuando, los que adivinaron antes que Sofía era mi amante, harán la molesta, lógica e incontestable pregunta:

Si quieres a María ¿por qué tienes una amante?

Pues realmente no lo sé, no hay ninguna respuesta cierta y, a la vez, todas las excusas manidas son válidas…la costumbre de los años juntos, viéndonos todos los día, lo rutinario se hace aburrido…aunque todo eso lo superábamos hablando claro de las cosas, si a alguien le gustaba algo en cualquier aspecto, ya fuesen fragancias, animales, posturas sexuales, daba igual, todo lo que le gustase al otro se aceptaba y disfrutaba si era posible, pero todo ha cambiado y creo que yo soy el culpable.

Hace seis meses conocí a Sofía, es becaria en mi oficina de importación, y como se imaginarán después de lo descrito anteriormente, cuando la vimos pasar entre nuestras mesas, todos los oficinistas de chicha y nabo nos quedamos prendados de ella. Los primeros días hasta noté cómo, incluso los cercanos a la jubilación se habían desperezado, habían redescubierto la colonia y habían sacado sus dotes de conquistador a relucir. Pero ella hizo caso omiso de todos. Yo también estuve en el mismo saco, pasó de mí en horario de oficina aunque me preparaba con esmero frente al espejo todas las mañanas. A las dos semanas de entrar a trabajar, nos habíamos dado todos por vencidos.

Pero una noche tuve que volver a la oficina a recoger un informe importante que tendría que terminar en casa y me la encontré ahí, llorando encima de mi mesa. En una esquina de la planta, al lado de las ventanas, en un espacio que antes ocupaban varios escritorios, había una mesa típica de cena de enamorados. Las velas estaban aún encendidas y casi completas, la comida estaba todavía en los platos y los cubiertos no se habían movido de sus puestos flanqueando al plato. Todo había sido cuidado con mucho esmero, si lograbas separar el improvisado comedor de lo que le rodeaba, te podías imaginar que estabas en una casa acomodada de las afueras. El resto de la velada no la distingo con tanta claridad, ella lloraba encima de mi mesa, yo la acaricié y le pregunté si me dejaba coger unos papeles que tenía debajo de sus brazos, me los acercó y nuestros dedos se rozaron, noté la chispa. Acerqué una silla y le pregunté que pasaba, no me dijo nada, le agarré de la mano y la dirigí a la mesa, la senté apartándole un poco la silla…siempre he sido un caballero…y me senté en frente. Sofía me miró a los ojos, era la primera vez que lo hacía, y yo le respondí diciendo que era un pecado desperdiciar la comida…

Cómetelo antes de que se enfríe

Así terminó nuestra primera conversación. Después ella no comió nada mientras yo dejaba el plato reluciente, y de postre me preparó lo mejor. Creo recordar, y aquí donde estoy, recordar significa saber con seguridad, que las únicas palabras que me dirigió fueron

Ya que te has comido mi bazofia, te voy a enseñar el postre que tenía preparado

colapso wood-ruin-destroyed-crash-destruction-site-810093-pxhere.comSe quitó la ropa y me mostró una lencería fina y elegante, con liguero y medias negras, como las que he ido a comprar…

…coño, aquí parece que hay algo…

…pero mejor termino la historia…

Después de verla en su máximo esplendor, con el conjunto que resaltaba todos sus atributos, y con las luces de las velas por un lado y la de la luna por el otro rebotando en su clara piel, haciendo que casi pareciese que le cubría una estrecha capa de luz, una especie de aura fantasmal que la hacía aún más atractiva, asemejándola a la madre primigenia. Follamos como locos hasta cerca de las dos de la mañana. A partir de ese día, en estos seis meses, siempre he tenido que terminar trabajo fuera del horario de oficina.

Por otro lado en mi relación con María he sido yo el que ha empezado a crear un muro, ya no soy sincero, yo no le comento los problemas e intento esquivarla. No es que no quiera estar con ella, pero justamente porque la quiero no puedo estar a su lado sin notar el hedor a culpa que despido y que la pudre por dentro cuando la beso. Últimamente estoy notando como ella tampoco me comenta nada y creo que sospecha, pero me quiere tanto que no quiere creer lo que creo que ella ya sabe…

…parece que ya hay algo…

Sofía le ha dado una nueva dimensión a mi vida, ha conseguido que tenga de nuevo las sensaciones de un adolescente ante su primer amor. Cuando se que voy a verla se me acelera el corazón, me empieza a doler la tripa como si me diesen punzadas, y mi cabeza funciona a toda velocidad. Pero si aparto estos síntomas típicos creo que puedo ver lo que sucede, lo que realmente siento es pasión, deseo sexual; aunque creo que ella me va a exigir algo más dentro de poco…sí, creo que sus últimos pasos lo indican…ya no nos quedamos en la oficina, sino que me lleva a su casa y, sobre todo, hace tres días me presentó a su madre…dijo que por casualidad…pero me saludó por mi nombre de pila…

En la otra cara de la moneda está María, mi mujer me da todo lo que me falta. Es cierto que últimamente no estamos al mismo nivel, pero ya saben que no es culpa suya, sino mía.

Ahora mismo estoy imaginándome mi vida sin ella y, por desgracia o fortuna, lo único que veo es un fondo negro…he tomado una decisión…

Roberto, Roberto, Roberto. ¿Estás bien?

He abierto los ojos de nuevo, mi cabeza ha vuelto a enchufarse y lo primero que he visto ha sido el hermosísimo rostro de mi esposa. Está a mi lado en el hospital, y cuando nuestras miradas se han cruzado, he explotado en un llanto desconsolado…

Ha llegado la medianoche, ya es su cumpleaños y tendido en la cama del hospital aún mantengo abrazado fuertemente el conjunto de seda negra, no han logrado arrebatármelo en todas estas horas…Me he intentado imaginar a Sofía con él puesto, pero no puedo, sólo ha surgido en mi cerebro la imagen de María abrazándome, besándome…

…He tomado una decisión…

La he despertado y le he dicho:

Feliz cumpleaños. No te preocupes por mí, todo esto sólo ha sido un truco para robar tu regalo

Y le he entregado el liguero y las medias. Ella me ha sonreído, me ha besado y ha respondido:

Sé lo que ha pasado y te iba a dejar, pero este susto… este susto me ha recordado todo lo que te quiero…

 La corto. Mi corazón palpita a máxima velocidad:

Lo siento con todo mí ser. Déjame tratar de recuperarte. Todo será poco para ti, María.

Soy completamente feliz, he tomado una decisión y sé que no me arrepentiré jamás.


Y es a partir de este punto desde donde podéis continuar la historia, de la forma que queráis, no sólo en relación al argumento (olvidaros de la censura) si no en la forma. Aquí os dejo los métodos por los que podéis participar:

  • Escribiendo en los comentarios la continuación, que luego pasaré a las web.

Por supuesto la autoría está más que garantizada y el contenido de toda la página y sus contenidos están bajo una Licencia Creative Commons que protegerá vuestro trabajo. Además me comprometo a editar tan sólo de manera formal vuestros textos y a repasar sólo las faltas ortográficas, porque aquí lo divertido será crear entre todos una historia compartiendo nuestra imaginación. Pero bueno, siempre hay que empezar por el principio. Pero bueno, siempre hay que empezar por el principio.

No os cortéis en participar, ya sea con una sóla frase o con una parrafada, estamos abiertos a todas vuestras ideas 🙂

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