Capítulo 50. El Ejército de Dios


el ejército de diosCarmen se gira para observar la reacción de sus invitados ante la fuerza que dios ha puesto a su disposición. No a todos los que encuentran les presentan al Ejército de Dios, pero es que tampoco habían encontrado muchos otros grupos organizados y asentados como el Núcleo, cuyos miembros están ahora atónitos. La Amazona y Paco han perdido el habla ante los rebaños de químicos, ¿pero el Contador?, con el Contador es diferente. Él también observa esas montañas de muerte en potencia, aunque lo hace a través de Carmen, manteniéndola todo el rato en el encuadre de su mirada y por sorprendente que parezca debido a la situación, disfrutando de su belleza, que tras la presentación de su ejército, la hacía estar incluso más radiante que antes en el comedor. O quizás fuese sólo por el contraste del paso de la oscuridad a la luz del día, por mucho ambiente tormentoso que hubiera.

Nadie habla tras la revelación. Los monjes tienen su propia representante, no necesitan hablar. Carmen, esa representante, sigue extasiada y no puede hablar. Por su parte, los diplomáticos del Núcleo suficiente tienen con mantener la compostura como para hablar. Acaban de descubrir la Amenaza con mayúsculas, pero todavía no conocen el verdadero problema. Algo que podría haber tardado muchos más minutos en revelarse si Paco no hubiese abandonado su estado taciturno para preguntar, sin ápice de amabilidad:

¡¿Para qué tenéis a todos estos químicos?! ¡Destruidlos joder, son un peligro!

La visionaria Carmen transforma la simpatía de su faz por primera vez y al igual que el día, que antes parecía escampar, ahora se oscurece tormentosa. Queda claro en su expresión que estos comentarios contrarios a sus ideas le producen cierta frustración. Una frustración que ensombrece su gesto y amarga su mirada, cierra los ojos mientras suspira y después susurra lo que parece una oración, se le escucha terminar con un amén, para finalmente responder a Paco.

Primero, lo primero. Mantengamos la educación y las formas, no nos convirtamos en salvajes, ya hay suficientes. Tus palabras Paco… ¿Era Paco, no?… tus palabras me hacen sospechar que conocéis menos vuestro entorno de lo que creía en un principio… en serio… ¿Creíais que estabais solos? ¿Qué la vida a vuestro alrededor había desaparecido tras la revolución que montasteis en esta ciudad?… por otro lado, algo loable ante lo detestable de su funcionamiento, así nos lo reconoció el hermano Paco… pero la vida no para, no es fácil deshacerse de una plaga como la humana, aunque en realidad nosotros sabemos, gracias a nuestra fe, que este desastre es análogo al diluvio universal. Es el castigo divino que debe destruir a los malvados, pero aun así no ha podido con todos, la mala hierba nunca muere, y he ahí nuestra misión, hemos de librar a la humanidad de la falta de fe y de aquellos impíos que no comparten la bondad divina. Herejes que quieren traer a nuestra tierra el mundo de las tinieblas… gente como ese militar y sus seguidores… ya os he dicho que no sabéis lo que os rodea ¿no?… Si en vez de haber venido a Ciudad de Dios hubieseis andado en dirección contraria durante dos días más, les hubierais encontrado. Esa panda de salvajes mantienen ahí su asentamiento desde hace ya un tiempo y vosotros ni los habéis notado. Llevábamos un tiempo siguiéndoles, en una larga persecución desde la costa norte, cuando encontramos el estropicio que dejasteis aquí y llegó nuestro día glorioso, el qué transformó esta antigua ciudad del pecado en la Ciudad de Dios. Para que comprendáis mejor el tipo de personaje al que nos enfrentamos en nuestra guerra santa, os contaré con premura por qué hicimos de este lugar, nuestro asentamiento. Llegamos al enterarnos, después de haberlos perdido, de que el grupo de Javier, así se llama ese maldito militar, había parado al fin su marcha en esta zona. Pero cuando entramos, los químicos, muchos más de los que os imagináis, nos atacaron bajo los efectos de una variante de MDPV que ni yo conocía. Eran más agresivos, más violentos e incluso más sanguinarios, como si disfrutasen. Nos atacaron por sorpresa, no porque preparasen una emboscada, ya no saben razonar, si no por nuestro desconocimiento ante la que había aquí preparada. Perdimos a varios hermanos primero defendiéndonos y después reuniendo a los químicos, finalmente, cuando los organizamos en estos rebaños, se dio el milagro. Mientras los pastoreábamos hacia las antiguas cuadras (no estas que veis aquí), tras haber eliminado a los ejemplares más agresivos y a los más perjudicados, vamos, los que ya no eran útiles para dios… sufrimos el ataque de los hombres de Javier, esos malditos herejes… nos dispararon  como cobardes, sin dejarse ver, desde la distancia que les permitían sus rifles francotiradores y fue en ese momento en el que el milagro acaeció… la vi venir a pesar de la lejanía, como si fuera a cámara lenta, aunque no me dio tiempo a reaccionar más allá de protegerme con las manos… vaya estupidez ¿no?… luego noté como la bala traspasaba mi mano izquierda y después la derecha y lo siguiente era… mi cabeza… todos lo vieron, vieron como dios desvió el proyectil que debería haberme matado y me regaló estas heridas a modo de estigmas, las pruebas de su existencia…

En un acto muy teatral Carmen muestra sus manos al aire y por increíble que parezca, la poca luz del día se cuela por los dos agujeros que traspasan el centro de sus manos.

Esta es la muestra de que nuestra misión es correcta y de que este lugar es sagrado. Desde aquí, desde este punto unificaremos a la humanidad bajo el firme mandato del señor, único y verdadero, mediante el Ejército de Dios que como humanos que fueron, seguirán siendo su instrumento. Sabemos controlar a los químicos, dirigirlos, somos los únicos, por mucho que se resistan los herejes… ¡Venceremos la guerra santa! ¡Amén!

Sin que nadie se haya percatado Paco se ha acercado hasta Carmen y en un movimiento rápido e inesperado, cumpliendo con el plan que sólo Mariano conocía, se pone tras ella, la agarra por el pecho y con una navaja en la mano, que había logrado esconder, grita.

¡¡Todos atrás!! ¡No hagáis ningún movimiento!… ¡¿Por qué la seguís?! ¿No os dais cuenta de que está loca?

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