Capítulo 48. Tres Cabezas


Los nervios se hacen fuertes en la casa de invitados de la Ciudad de Dios y de nuevo alguien tiene que compartir su tiempo con la cabeza de un muerto. A solas con Mariano está la Amazona, comiéndose la chocolatina, mientras Contador y Paco han ido a la cocina a petición del primero.

Los tres saben lo que significa, por mucho que intente camuflarlo le conocen demasiado y además, no es que sea un buen mentiroso, cualquiera del Núcleo sabría que el Contador busca una charla en privado. Lo que nadie nunca sabe es sobre qué querrá charlar, cosa frecuente con él. Paco marcha a su lado hasta ese lugar más reservado que resulta estar tras una pared, la privacidad es la más absoluta que van a conseguir y es entonces, mientras el Contador, agachado, abre un armario bajo la encimera, cuando Paco comienza la conversación que el otro quería dirigir.

Bueno, ¿de qué quieres hablar?

En su rostro se distinguen los rastros de la tensión y la desconfianza, han ocupado su posición desde que al bajar del dormitorio le ha visto tan cercano a Mariano que ha temido que el cadáver haya soltado algo sobre su plan. Cómo si los muertos hablasen.

Vamos Contador, no tenemos tiempo para estas charlas… ¿Qué te preocupa?


En esos mismos y pocos minutos la Amazona se ha terminado el Kit-Kat, dejando el espacio que entiende que sus compañeros necesitan y, como si Mariano hipnotizase a todo el que se sentase a su lado, ha comenzado a hablar en alto pero susurrando.

Están raros estos dos… nerviosos, negativos y taciturnos… en Paco es normal pero no en el Contador… ¿habrá sido demasiada tensión? Los tres hemos pasado por cosas peores que comer chocolatinas en una casa limpia, claro que, también te hemos cortado la cabeza y se podría decir que estamos secuestrados… aun así para sobrevivir a lo que hemos sobrevivido hasta ahora hemos tenido que superar momentos más bajos. Aquí pasa algo más de lo que no me estoy dando cuenta… quizás tenían razón esas voces del Núcleo que opinaban que teníamos demasiada tranquilidad. A lo mejor se han relajado tanto que todo esto del desmembramiento y la indefensión en la que estamos, completamente a la merced de estos monjes, les esté pasando factura… ¿Tú qué crees Mariano?

Esto último lo dice con una sonrisa, la sonrisa de la descreída, ante la que la cabeza que hay sobre la mesa, apestando la habitación aunque ellos ya no lo noten, parece disfrutar. Como si creyese que su aparición fuese a ser más espectacular que con los otros dos. Parece que una vez muerto, el ser humano puede seguir siendo narcisista. Pero en vez de esperar la respuesta, la Amazona se levanta, mira burlona a Mariano y dice.

¿Te imaginas qué respondes?


Una de las cuatro cabezas retenidas calla para siempre, quedan tres.


Antes de que el Contador pueda hablar con Paco y antes de que la Amazona llegue a la cocina para ayudar, la puerta principal se abre y comienzan a entrar monjes en retahíla. La Amazona llama a los chicos.

Venid aquí, han llegado nuestros anfitriones.

Y ellos ya están en el salón. Sin observar el momento, el Contador le murmura a Paco.

Estate tranquilo, por favor, no hagas ninguna locura…

A su alrededor se han posicionado varios monjes con distintas armas en sus manos pero con los cañones dirigidos al suelo. Quiere ser una muestra de fuerza sin resultar agresivos, aunque sus semejanzas con las sectas no ayudan en absoluto. De repente una potente luz de un blanco estéril, abruma con su fulgor el interior de la casa desde su entrada y a pequeños pasos, una sombra traspasa el marco de la puerta con la brillantez a su espalda. Se acerca a nuestros diplomáticos que, aún cegados, no distinguen a quien tienen enfrente y ella habla con voz quebradiza pero dulce.

Capítulo 48 tres cabezas human-silhouette-1725041_640 by xusenru

Qué dios sea con vosotros, perdonad el retraso… aunque ya conocéis el dicho, más vale tarde que nunca… así que haremos que os valga la pena la tardanza. Bienvenidos, sentémonos y hablemos.

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