TítuloCreadorFabricanteNº JugadoresAño publicaciónTiempo partidaInstruccionesContenidos
Macbeth
Enrique Dueñas González
2 – 5
2018
10-30 min
–
15 Cartas de personaje, 15 fichas de personaje, tablero, 1 ficha de calavera, 40 fichas de moneda, 40 fichas de espada, 20 fichas de monólogo, 5 fichas de bombilla, 1 peón, 1 dado de 4 caras y 5 dados de 6 caras personalizados.
ANÁLISIS DEL JUEGO MACBETH:
Cómo cambiar las costumbres es algo recomendable cuando la cosa se pone tediosa y también cuando es sólo repetitiva, y cómo a veces la forma de cambiar es repetir, hoy repito reseña. La fortuna nos ha regalado un nuevo juego de mesa y no lo voy a desaprovechar, es un juego de mesa que mezcla el azar y los golpes bajos. Algo que vendría a ser un buen resumen, obviando la literatura, de la obra de William Shakespeare, muy simplificado pero perfecto para traspasarlo a las mesas de juego. Además está pensado de una manera que evita cualquier tipo de spoiler… no sé si los más jóvenes del Núcleo conocisteis esa palabra… el juego se contextualiza en una representación teatral y no en el texto del inglés en concreto, aunque sí que recoge muchas caraterísticas de sus composiciones en sus mecánicas, lo que lo hace un juego de mesa temático, muy sui generis. Sin duda alguna esto último es algo que me encanta desde un punto de vista teórico, sin importar que sea bueno o no, en este caso nos ha salido bueno, porque de forma ingeniosa transforma las temáticas más relacionadas con Shakespeare (mucho más en el caso de esta obra), en mecánicas jugables y que reflejan perfectamente la traición y asesinatos constantes que salpican la obra del autor inglés. Si os sorprenden estos dos puntos, entonces voy a tener que esforzarme más en recuperar literatura clásica en nuestras salidas. Tenéis que leer más y aprender de los mejores. Bueno y ahora, siguiendo las costumbres, voy a contaros cómo se juega… ¡Oh!… perdón, si todavía no conocéis ni su nombre… el juego de mesa que os traigo es Macbeth de Enrique Dueñas y Gen X Games… pero donde tengo la cabeza últimamente…
Bueno, ahora sí, siguiendo las costumbres os voy a explicar un poco las mecánicas de Macbeth el juego de mesa, donde vosotros, como jugadores, tendréis que conseguir que uno de vuestros actores, de una compañía que representa Macbeth, sea el rey de Escocia al final de todas las rondas. ¿Y cómo hacerlo? Cada jugador tendrá un número finito de actores en la obra, cuyas losetas se colocarán al principio de manera aleatoria en el tablero en el lugar correspondiente que representa una pirámide de poder (quién esté en la cúspide es el rey de Escocia), ninguno conocerá cuales son los personajes del otro. Después cada jugador tirará en su turno los dados tantas veces como quiera hasta que le salgan tres calaveras o decida dejar de tirar, importante recalcar que con tres calaveras pierdes la tirada y todo lo que ya tuvieras. Estos dados os otorgarán tres tipos de recursos, por llamarlos así, monedas, espadas y monólogos. Con las monedas podréis pagar para subir a un personaje por la pirámide, teniendo en cuenta que cada nivel es más caro que el anterior y que podréis mover y bajar a cualquier personaje, sea de quien sea. Con ocho espadas podréis matar, en sentido figurado, a cualquiera de los actores y eliminarlo de la partida. Y con los monólogos podréis realizar una de estas tres acciones: cambiar cualquier personaje por otro de la pirámide sin pagar monedas, poner una espada sobre tres personajes diferentes o robarle todas el dinero a otro jugador. Al comienzo de cada turno tiraréis un dado de cuatro lados que avanzará por el track temporal, si llegáis al final, el juego se termina, lo que puede suceder sin que haya un rey de Escocia y por tanto un vencedor. Y un pequeño detalle que se me ha olvidado, en el momento de forzar vuestra suerte en las tiradas de dados, si sacáis las calaveras, tendréis una oportunidad de repetir la tirada gastando el token de bombilla que recibiréis al inicio, uno y sólo uno, usadlo con sabiduría.
Para terminar y para que no se olvide, ni a vosotros ni a mí, la estructura canónica de estos escritos, os traigo una pequeña recomendación o consejo que además, por norma general, están dirigidos a que gracias a aprender del pasado representado en los juegos de mesa, libros o cómics, nuestra adaptación al mundo químico sea más sencilla. Pero hoy no, hoy Macbeth el juego de mesa es una excusa, muy pero que muy disfrutable, para traeros una máxima que no debería ser necesario recordar por ser una verdad inapelable: todos somos iguales aunque diferentes también. Hoy el juego Macbeth me ha traído a la memoria otra obra basada de manera original en el escritor inglés y su obra, Shakespeare in love, película con la que descubrí en su día que en el siglo XVI y en el XVII las mujeres no podían ser actrices; los personajes femeninos eran interpretados por hombres. Este hecho que podría pareceros una simple curiosidad a mí me marco de joven, a esto se añadió mi amor incondicional por Mafalda que dejó grabada en mi mente una de sus tiras cómicas, la cual explicaba el papel que había jugado la mujer en la historia, que venía a ser que a la mujer sólo le han permitido jugar un trapo en la historia… también tengo que recuperarla para la Biblioteca… Claro que estos dos hechos no fueron los que me abrieron los ojos, porque como nunca me educaron en el machismo, el sentido común y la realidad me enseñaron desde que era un criajo que aunque parecemos diferentes, todos somos iguales. Ahora, en esta realidad, la nuestra, no creo que vosotros entendáis el concepto de machismo, a vosotros que sois tan jóvenes y que casi habéis recibido toda vuestra educación en el Núcleo, tenéis a dos mujeres como las personas más importantes (me incluyo en esa consideración), las que nos encauzan en la dirección correcta, las que nos defienden del exterior, Clara y la Amazona. Además ese concepto de la superioridad por género, al igual que el de raza, son ideas que se imponen y se educan, ya que por pura naturaleza el humano es social y poniendo de ejemplo a los más pequeños, los niños no tienen problemas con los géneros y razas a la hora de jugar porque sólo ven iguales con los que disfrutar. Quizás esto sea lo mejor de la destrucción del mundo occidental, que todos esos malditos prejuicios y falsas creencias impuestas por aquel sistema para quitarle el poder a las mismas de siempre, han desaparecido. Eso sí, tenéis que saber que las mujeres no se quedaron con los brazos cruzados en aquella época de antaño, salieron a reivindicarse en las calles, de hecho, en esos días sacaron a la luz muchas de las injusticias sociales que sufrían y organizaron un día de lucha global el 8 de marzo de cada año. Una pena que ese movimiento se terminase con el fin del mundo, pero también una suerte que ya no sea necesario. Y aunque a estas alturas pueda resultar obvio, yo lo repito para ver si cambia, todos somos diferentes aunque iguales.
El Contador de Historias
