Recuerdos. La preselección (Capítulo 1)


El anuncio salió en todos los medios, digitales y analógicos, salieron en las portadas de todos los periódicos que sobrevivían en papel y en sus versiones online también; aparecieron en cualquier búsqueda de Google que se realizará desde la ciudad donde se iba a perpetrar (para hacer más sencilla la selección); prepararon un vídeo para anunciarse en YouTube y tirando de geo localización para aparecer sólo en aquellos usuarios cercanos a su centro de mando; pero su campaña no quedó ahí. Usaron de manera masiva todos los ads en redes sociales: Facebook, Twitter y todos lo que podáis imaginar, aprovechando de nuevo toda esa información que les regalamos para que sólo les apareciera  a quienes de verdad les interesaba llegar. E incluso prepararon otro anuncio para televisión que cancelaron por no ser útil para sus propósitos. Todos estos comerciales compartían un mensaje que, a pesar de no utilizar las mismas palabras, en todos los medios, decían algo así:

¿Quieres formar parte de la historia de la Ciencia? ¿Estás desempleado o tienes tiempo libre? Esta es tu oportunidad para ganar dinero fácilmente y además aportar tu granito de arena al avance de la humanidad. Ayuda a la Ciencia formando parte de este nuevo estudio sobre la memoria y los recuerdos, no necesitas formación para ser parte de descubrimientos extraordinarios. Además los participantes serán retribuidos con más de 1000 euros al mes, con seguro médico y horarios flexibles. Para participar en las pruebas de selección contáctanos por teléfono, email o a través de nuestras redes sociales.


Director, director, la convocatoria ha sido un éxito, tenemos miles y miles de mensajes de candidatos, parece que toda la ciudad quiere formar parte…

Perfecto, perfecto… ¿cuándo comienzan las pruebas de preselección?

Ya han empezado, tenemos a todos los equipos en plena ebullición decantando a los participantes para que el comité psicológico decida a quién se entrevistará.


A ver, Doctor Méndez, recuerde cuáles son los baremos en las que hemos de basar nuestras selecciones: la necesidad… cuánto más desesperados mejor… no queremos gente que sólo quiera probar algo distinto, ni que tengan más opciones si son escogidos… por eso y porque otro requisito indispensable es una edad mínima, descartamos a todos los jóvenes menores de 30 años, salvo que os encontréis con un “cirujano azul”, que cómo ya sabéis se saltarán la preselección por su excepcionalidad… en cuanto al poder adquisitivo no hay preferencia alguna, aunque estimamos que será más sencillo realizar el experimento con las clases bajas que con las más acomodadas ya que probablemente tengan menos alternativas a la oferta que le hagamos. Sexo, raza, religión o ideología no tienen importancia, somos inclusivos… ya en la segunda fase habremos de escoger una representación significativa de cada tipología… y lo más importante, buscamos personas con sucesos retenidos en su memoria con suficiente fuerza e importancia en sus vidas como para facilitar la “imprimación”. Para el resto de dudas podéis volver a leer el informe detallado que os he dejé en vuestras mesas. ¿Lo ha entendido mejor Doctor Méndez?… perfecto… pues sigamos dándole salida a todos estos mensajes y contactos recibidos, hemos de tener finalizada la preselección para dentro de diez días y aquí hay trabajo para dos vidas…


Pedro, por favor, dígale al Doctor Mancebo que venga y que traiga los datos de la preselección. Muchas gracias.

En menos de cinco minutos Pedro cumple la orden y el doctor entra por la puerta del despacho del director.

Aquí estoy señor Director, ¿qué quería?

He estado revisando los resultado de la preselección y aunque aún faltan dos días para terminarla, ya se puede apreciar que hay demasiados precandidatos, tenemos que acotarlo más para las entrevistas…

Estamos en ello Director pero es que al final las estimaciones iniciales se han quedado muy cortas, de hecho llevo toda la mañana calculando cuantos días nos costaría  dejar el número ideal de candidatos que teníamos pensados…

¿Y…?

Cómo mínimo cinco días más y eso que cumplimos con la legislación laboral de forma muy imaginativa…

Vale, en diez días la preselección ha de estar terminada, prolongamos el tiempo de preselección, que trabajen duro pero no tanto como para que confundan sus análisis. Avise al resto de departamentos mediante la circular pertinente, hágame el favor.

De inmediato señor Director.

Y sin llegar a cuadrarse pero tras un amago más que evidente, sale del despacho. Pone en marcha todos los mecanismos necesarios para la prórroga de la preselección y después se toma un café con la satisfacción del trabajo bien hecho.


De acuerdo señores… nuevas órdenes desde la central, tenemos diez días más para refinar nuestras selecciones y dejar el cupo de precandidatos en el número originariamente acordado. Además seguiremos cobrando lo mismo con mejores horarios… ¿Me ha escuchado Doctor Méndez?

El despistado psiquiatra asiente adormilado pues su cansancio tras estos días de arduo trabajo intensivo, no le ha permitido dormir siquiera. Ha estado llegando a casa tan derrotado que, cual niño pequeño, se ha negado a acostarse hasta hacer lo que él quería para sí.

Es muy tarde cariño, vamos doctor, a la cama, que casi no nos vemos…

Un capítulo más, mañana me tomo un par de cafés y listo… que llevo una temporada larga con mi tiempo personal secuestrado por dinero…

Claro que es por dinero, ¿por qué va a ser si no?


Bueno, señores y señoras, doctores todos, hemos… ¡terminado! La preselección ya está hecha. Ahora unos días de vacaciones y luego, todos de nuevo, a entrevistar, una vez hayan realizado el control en central empezaremos con el paso más importante. ¿Doctor Méndez puede pasarse por mi despacho?

Con la seguridad del recibimiento positivo que va a recibir el Doctor Mancebo entra en el despacho del director dos días antes de lo que habían planeado. Sonrisa en boca, mirada risueña y optimismo en su pensamiento, esta es la imagen que acompaña a la piel y pelo perfecta y extrañamente morenos. El Director pregunta con premura y sin calentamiento alguno:

¿Para qué quería verme doctor?

Ya hemos terminado la fase de preselección y control, podemos pasar a las entrevistas.

Y en un cambio de actitud tan espectacular como una supernova, el rictus serio y concentrado que siempre acompaña al director se difumina en una sonrisa que duele, más si cabe por su sinceridad, y grita eufórico:

¡A las entrevistas!

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