Aquestos perros azules, diríase que extraños habrían de parecerme, pero no son más que otro punto común entre mi mente analítica y mi imaginación. No recuerdo un momento en mi vida en que esos perros azules no me hayan acompañado, pues tampoco recuerdo época alguna en que mi realidad fuera ajena a mis divagaciones creativas. Dicho lo cual puede que algun@ sea reticente a seguir escuchando, pero esto no debería haceros desconfiar de la visión que del mundo pueda tener, porque a pesar de reconocer mis limitaciones frente al prosaico deber de la administración diaria y rutinaria (aunque sigo mejorando, mejor dicho, progreso adecuadamente). Ante las cuestiones llamadas macro y la inteligencia emocional y por supuesto, evitadas burocracias, os aseguro que ciertas sapiencias he ido recabando e incluso, a veces, hablo con conocimiento de causa, después ya depende de vosotros confiar en mis palabras.
No creáis que veo perros azules por donde paso (si bien reconozco que alguna vez…), pero quiera o no siempre me acompañan. No son fruto de mi imaginación, son su representación.
Cuando los perros azules aparecen, mi creatividad está exultante, como si fuera otro cánido que feliz de reencontrarse con sus semejantes, salta y ladra de felicidad, despertando con su actividad a mis musas y animándome a dejar que mi mano fluya entre párrafos y frases que, a pesar de que casi nunca me gustan, sí que me llenan y lo que es mejor, me evitan al psicoanalista. Porque no sé si sabéis lo útil de la escritura, no es sólo una afición de artistas soñadores, no, también es la mejor manera (y puede que la primera en la historia) de ordenar nuestros pensamientos y conocernos con sinceridad.
Pero estos perros azules tienen otra función mucho más terrenal y meramente personal. Si se da el caso de conocernos y si en nuestra conversación, en algún momento, nombro a los perros azules sin venir a cuenta, siempre sin venir a cuenta, tened en cuenta que mi charla no será para nada entretenida, porque una de dos: o estaré tan cansado o aburrido que de lo único que pueda hablaros sea de mis obsesiones, entre las que destaca, como ya imaginaréis, la escritura reflejada en estos podencos de imposible color o… lo que es peor, en realidad no estaré ahí, contigo, estaré perdido en mi imaginación, jugando a las cartas con mis perros azules.
Si ves perros azules que te acompañan es muy posible que estés en Bombay. Vamos, digo yo.