Capítulo 60. El conductor sin vehículo


conductorEl dueño del descapotable se acerca hasta la Granja de donde ha surgido el disparo que ha levantado su curiosidad, dormida respecto a los humanos desde hace tanto tiempo. Es lo suficientemente previsor o desconfiado, sinónimos en estos días químicos, como para esconder y camuflar su vehículo, sin lugar a dudas su más preciado tesoro. Lo hace bien ya que la experiencia siempre es un grado y él tiene mucha, el camino hasta aquí ha sido largo y ha tenido que investigar muchos antiguos asentamientos, sabe que ha de escoger un lugar con una hondonada porque cubrir tanto el coche, como el remolque con ramas grandes y frondosas. Como en su día Malik y el Contador se percataron del depósito acuífero subterráneo que alberga el suelo de la Granja, el conductor también lo hace y aprovecha esa espesura para acercarse a la misma sin que desde ella se le vea. La escena que ha producido el disparo ya se ha desvanecido, pero su consecuencia sigue echada e inerte, cerca del pabellón que acompaña al propio edificio que da nombre al lugar. Tras esperar un rato, tanto como la prudencia le indica, se acerca hasta el cadáver de Mariano aunque por supuesto no conoce su nombre, lo revisa por todos sus cavidades (si antaño ya éramos carroñeros, en esta vuelta a las cavernas no iba a ser diferente) y en la lejanía, sobre una colina aprecia las sombras de cuatro personas alejándose. Él no sabe quiénes son pero nosotros sí, el Contador, la Amazona, Malik y Paco, aunque esto no tiene ningún valor para la historia que aquí se cuenta, ya que en ningún momento hablará con ellos. Nada interesante saca del cuerpo muerto.

Quizás pueda utilizar alguna de sus ropas, estos pantalones parecen recios y si limpio este chaleco, lo podré rasgar para hacer harapos, que al final sirven para todo.

Cómo todo a su alrededor parece en calma, decide entretenerse un poco y husmear en la propiedad, pudiera ser que todavía guardase algún secreto. Salvo algunos tornillos del tamaño adecuado, lo único que llama su atención son los restos humanos o químicos que descansan en el interior de la residencia.

¿Qué tipo de químico sería este? Debería hacer un compendio con todos los que he conocido, sería de ayuda.

Nada más puede sacar el conductor de un lugar que es la antítesis de su vida actual, él vive en la carretera en constante movimiento, qué puede ser más contrario al sedentarismo (sin aspectos negativos) de quien vive de la agricultura. El recién llegado a la Granja vuelve a su descapotable por el mismo y frondoso camino que le trajo, pero esta vez, entre la maleza, percibe movimiento. En su interior crece cierto temor aunque su cabeza, ante el poco ruido generado le convence de que ha tenido que ser algún animal, un pequeño roedor o un pájaro. A pesar de verlos de ciento en viento sabe que aun existen. No detiene su marcha hasta que llega a su vehículo, que sigue oculto y en el que advierte algo extraño, pequeños detalles en las ramas sobre las que también concibe la posibilidad de que una ráfaga de viento las haya movido. Comienza a quitar el camuflaje cuando a su espalda suena una voz dura y ronca.

Date la vuelta con las manos en alto.

Cumple las órdenes y al girarse ve a un barbudo pelirrojo, sostiene una AK-47 sin el seguro puesto y viste ropa militar.

No queremos hacerte daño pero…

Tras él aparecen otros de su grupo, bien armados.

Toda esa gasolina es ahora nuestra.

El conductor desearía poder quemar rueda y dejarles atrás, ¿para qué habrá parado?, se pregunta mientras acepta que no hay más solución que hacer lo que le dice. Se aparta del camino hacia su hogar rodante dándoles paso a los deseados depósitos de combustible.

Y otra cosa, dile a esa monja loca que nos resistiremos, nuestra causa prevalecerá a sus delirios religiosos.

Por primera vez el conductor habla y muestra su procedencia a través de su acento bávaro.

¿De qué monja hablar?

Mmm, te creo, no sé de donde vendrás, pero está claro que no la conoces… suerte para ti, si no ahora estarías muerto.

Suspira aliviado mientras observa como tres de los componentes del grupo del pelirrojo apartan todas las ramas. Dos de ellos se sientan delante y encienden el motor, el líder se acomoda en el asiento trasero y vuelve a hablar.

Nosotros nos vamos y quieras o no, nos llevamos este precioso descapotable… pero no somos unos desalmados, así que si quieres te puedes venir a nuestro refugio…

Da unos golpecitos con los dedos al espacio vacío que tiene a su lado.

… o quedarte aquí sólo… tú eliges.

El conductor elige vivir. Una vez está sentado el militar pelirrojo se presenta.

Mi nombre es Javier.

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